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El doble (o triple) de pasaje, la herencia de la pandemia

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El incremento al pasaje en el transporte público de rutas cortas y extraurbanas llegó con la excusa de la pandemia y a pesar de los reclamos de los usuarios la tarifa no volverá a la normalidad.


“¡Córrase para atrás!. ¡Todavía hay espacio, córrase!”, grita el ayudante de un bus que sale del Obelisco hacia Villa Canales. En la puerta de entrada hay un bote de gel antibacterial para las manos de quienes abordan, pero nadie que sube lo aplica porque no hay tiempo. Todos entran lo más rápido que pueden, a empujones y manotazos, porque la camioneta ya está en marcha y si son lentos pueden quedarse varados en la estación. Dentro del bus tampoco hay termómetro para medir la temperatura.

Los asientos van llenos, al igual que el espacio donde van las personas a quien les toca viajar de pie. En los sillones de cuerina gastados hay rastros borrosos de que alguna vez hubo una equis u otra señal de “No sentarse” para respetar el distanciamiento de 1.5 metros que mandaban los protocolos contra el Covid-19 y evitar la propagación del virus en lugares públicos. Una medida que en los buses ya no se cumple.

Leonardo Aguilar, un estudiante de 17 años, que recién retomó las clases presenciales comentó que antes de la pandemia (marzo 2020) pagaba Q5 de pasaje al viajar desde la sede de la Fuerza Aérea en zona 13 hasta Villa Canales, pero la tarifa ahora es de Q10. 

“A veces subo a algunos buses que sí tienen termómetro pero está apagado o no funciona. Aquí había un bote de gel, pero en la mayoría de las camionetas ya ni lo ponen”, dijo. 

Los usuarios del transporte público de rutas cortas y extraurbanas pagan desde septiembre de 2020, 100 por ciento más de la tarifa que les cobraban antes de la pandemia. Aunque el incremento no está autorizado por la Dirección General de Transporte (DGT) del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda -el ente encargado del tema- los transportistas justifican que cobran el doble para poder respetar el aforo del 50 por ciento de pasajeros dentro de las unidades. 

Desde los últimos meses del 2020, la normas de distanciamiento se relajaron y la cantidad de personas dentro de los buses se incrementó, pero la tarifa ya no se redujó y en horas ‘pico’ los pasajeros llegan a pagar hasta 200 por ciento más por el servicio. 

Para 2021, la DGT registró mil denuncias por sobrecostos injustificados, aunque solo giró 105 multas contra los pilotos que cobraban más de los establecido por la ley. 

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Solo hay 22 inspectores para controlar 24 mil buses extraurbanos. Foto Oliver de Ros.

Aumento tras bambalinas

A mediados de 2020, cuando el Ministerio de Salud reportaba los contagios y muertos diarios por Covid-19 y el presidente Alejandro Giammattei anunciaba en cadena nacional la posible reapertura del país después de 6 meses de encierro para evitar la propagación del virus, los transportistas de estas rutas se preparaban para cumplir con los protocolos de higiene. 

Colocaron termómetros, botes con gel de alcohol para las manos, letreros para indicar sillas disponibles y no habilitadas, cortinas plásticas para aislar el área del piloto y se desinfectaron las unidades en cada extremo de la ruta al finalizar cada viaje. 

Casi al mismo tiempo, la DGT comenzó la revisión de estas medidas, según ellos, con tan solo 22 inspectores para las 24 mil unidades que tienen contabilizadas y que circulan hacia los diferentes municipios y departamentos del país. Y después de tres meses de ensayos con las nuevas medidas anticovid dentro de los buses y sus rutas, y luego de verificar que según sus 22 inspectores todo marchaba en orden, la DGT dio la autorización para que todas las rutas extraurbanas regresaran a circular. 

Varios usuarios entrevistados que viajan para los departamentos en rutas hacia el pacífico, occidente, oriente, norte y municipios aledaños a la ciudad, contaron que desde la implementación de las medidas sanitarias el precio se elevó entre el 100 y el 300 por ciento más.

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Los sobrecostos son una constante luego de la llegada del coronavirus a Guatemala. Foto Oliver de Ros.

No Ficción hizo un sondeo en varias rutas, preguntando a varios usuarios y pilotos y estos son algunos de los hallazgos. Desde el municipio de San Pedro Soloma hacia la cabecera de Huehuetenango, la gente pagaba hace dos años Q5 y ahora le cobran Q15. Desde la ciudad de San Pedro la Laguna a Guatemala el precio era de Q30 y llegaron a cobrar Q100, pero según un usuario ahora está en Q50. Desde el municipio de San Felipe (en la costa sur) a Retalhuleu la tarifa era de Q4 y ahora es de Q10. 

En tanto, al entrevistar a los que viajan desde la ciudad (41 calle, zona 8) hacia el departamento de Quiché, antes, el pasaje costaba Q25 y la pandemia dejó la tarifa en Q65; también desde la ciudad (Cenma) hacia Escuintla antes se pagaba Q15 y ahora Q30. 

“Sí hemos duplicado la tarifa. Nosotros fuimos los que tomamos la decisión (de subir el precio del pasaje), pero automáticamente entendimos que al menor número de usuarios e igual costos de operación significaba cobrarles más caro y el guatemalteco accedió y comprendió”, admitió Gamaliel Chin, presidente de la Gremial de Transportistas de Rutas Cortas Extra Urbanas. 

Este incremento se hizo sin la autorización de la DGT. Héctor Ramírez, vocero de la DGT, dijo que ese aumento no fue autorizado y que hasta el momento es ilegal. “Permitido no está. Nunca autorizamos el incremento, pero no se puede negar que lo están haciendo y por eso tenemos los operativos”, dijo. 

La última vez que la DGT fijó tarifas a este tipo de transporte fue a través del Acuerdo Ministerial 16-2009 que en el artículo 1 indica, “En recorridos con distancias menores a los 12 kilómetros se cobrará una tarifa única por pasajero de Q2 y en recorridos mayores de 12 kilómetros, la tarifa se calculará con base a la tarifa por pasajero/kilómetro de Q0.17 por kilómetro recorrido” (SIC).

Según el documento esos precios ya incluyen IVA (Impuesto al Valor Agregado). La DGT fijaría la tarifa que se debe cobrar atendiendo el recorrido en kilómetros, la cual se ajustaría por aproximación a múltiplos de Q 0.25, más o menos. Aunque suena complicado, es así cómo estaban fijados los precios antes de la pandemia.


Además, en este acuerdo se advierte que de existir cobros que sobrepasen las tarifas autorizadas, la Dirección realizaría una investigación de la denuncia presentada para deducir responsabilidades e imponer multas, esto se firmó en el tiempo del exministro de Comunicaciones, Luis Alfredo Alejos, durante el gobierno del expresidente Álvaro Colom, que permanece prófugo de la justicia ya que la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) lo ha señalado de peculado y fraude en el caso Transurbano, en el que se tiene implicado al Gabinete de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) de avalar la sustracción de Q270 millones del Estado a través del sistema prepago para las unidades del Transurbano. 

Gamaliel Chin reconoce que el incremento que impusieron en 2020 fue sin ninguna autorización y que la última vez que les fijaron tarifas fue con ese Acuerdo de 2009. Argumentó que el diesel ha aumentado y que además de reducir el aforo (y tener menos pasajeros), tuvieron que invertir en gel y termómetros. 

La Defensoría de Usuarios del Transporte Público de la Procuraduría de la Oficina del Procurador de los Derechos Humanos (PDH), la Policía Municipal de Tránsito y la DGT comenzaron, a inicios del 2021, a recibir denuncias de los pasajeros por el incremento e iniciaron los operativos de control.

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Los transportistas admiten que incrementaron el pasaje de forma ilegal. Pero no hay quién los fiscalice. Foto: Oliver de Ros.

Con el tiempo, además de las quejas por los altos precios se sumó también el incumplimiento de los protocolos de Covid-19 que los pilotos habían aceptado implementar. La DGT habilitó el número de teléfono 1532 para denuncias anónimas y de mayo a diciembre de 2021 recibieron mil denuncias y multaron con Q10 mil a solo 105 autobuses. 

Edgar Guerra de la Defensoría de Usuarios del Transporte Público de la PDH criticó las sanciones. “El grave problema es que de las multas que la DGT le impone a los transportistas por el incremento no tienen ningún plazo ni obligación en la ley que obligue a los pilotos a pagarlas. Son multas fantasmas porque las imponen, pero no tienen ninguna repercusión”, comentó. 

Esto lo confirmaron Chin y Ramírez, quienes dijeron que la sanción puede girarla la DGT, pero no existe tiempo específico para cancelarlas. Además los transportistas pueden apelar a la sanción y librarse del pago.

transporte extraurbano multas

Sin acuerdos, pero con aumento

“La gente se nos sube y nos toca cobrarle y no porque se subió y llené el bus voy a tener que cobrar menos. No existen razones suficientes, pero sí argumentos para poder decir: tengo que cobrarle más para poder mantener el servicio”, sentenció Chin. 

Después de 13 años de no modificar la tarifa del pasaje en este tipo de transporte, la Gremial de Transportistas de Rutas Cortas y Extra Urbanas está dispuesta a mantener el incremento y no darán marcha atrás en el precio, a pesar de que los aforos ya no se cumplen y los semáforos de riesgo apuntan a que la pandemia ha disminuido sus contagios y que el número de pasajeros poco a poco volverá a ser la misma de antes de 2020. Su principal argumento de ahora consiste en que el diesel subió de precio al igual que los costos de mantenimiento de las camionetas.

Según el portavoz de la DGT, la institución tiene una propuesta (con tarifas aún bajo reserva) para establecer los precios de viaje de manera provisional para municipios en rojo y anaranjado y otra para amarillo y cuando el semáforo epidemiológico esté en verde se volverá a la tarifa anterior de Q 0.25 centavos por kilómetro. Pero esta propuesta y sus cifras aún está en análisis. 

Por el momento, en toda Guatemala, los apenas 22 inspectores de la Dirección siguen intentando monitorear 24 mil unidades con operativos en las principales carreteras del país, mientras también esperan recibir denuncias por teléfono, Whatsapp y Facebook.

No-Ficción publicó en diciembre el reportaje El transporte público después de la pandemia, que evaluó la situación del transporte público urbano que al igual que las rutas analizadas en este texto también pasa por una crisis porque la Municipalidad de Guatemala no permite la circulación de los llamados buses rojos y centralizó la movilización de personas en el Transmetro que ya no cuesta solo Q1.00 porque hay que hacer transbordos y tampoco cumple con normas de distanciamiento social.

Muchos usuarios de la capital, al igual que los de los departamentos, están pagando el doble de tarifa en el Transurbano y muchos de los pasajeros ahora deben pagar taxis colectivos que cobran entre Q10 a Q20 por llevarlos a las estaciones del Transmetro y Transurbano o incluso hasta sus hogares porque las propuestas públicas no se dan abasto  para movilizar a la gente que necesita trasladarse. Los que pueden compran motocicletas y desisten del transporte colectivo. 

Leonardo Aguilar, trata de no abordar el bus hacia Villa Canales en las horas pico, entre 7 a 9 de la mañana y de 16 a 18 horas de la tarde, porque le tocaría pagar ya no Q5, ni Q10 sino Q15 de pasaje, es decir, las tarifas llegan al triple de los costos que tenían antes de la pandemia.