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Quiñónez, el fantasma de Arzú en la muni y una oposición sin fuerza

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Ricardo Quiñonez dejará de ser el sustituto de Álvaro Arzú en la municipalidad capitalina y pasará a ocupar el puesto como alcalde propietario. Pero las luces y  sombras de su antecesor todavía lo persiguen. Mientras Quiñonez insiste en mantener intacto el legado arzuista, la justicia le reclama su participación en una red de corrupción dirigida por el exalcalde, y su oposición le exige una ruptura con el pasado para cogobernar la ciudad. 


Dos días antes de las elecciones generales en primera vuelta, el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) detuvieron a dos líderes del Partido Unionista y anunciaron dos solicitudes para retirar la inmunidad de Quiñónez y el actual ministro de Finanzas, Víctor Martínez, acusados de formar parte de una estructura que usó fondos del Fideicomiso de Apoyo a la Planificación Urbana (FAPU) para financiar la campaña de Arzú entre 2011 y 2015.

Cuando ocurrieron los hechos, Quiñónez y Martínez eran concejales y miembros del Comité Técnico del FAPU.

Un día antes de los operativos realizados el 14 de junio de 2019, y sin aclarar cómo se había enterado de los mismos, Quiñónez protagonizó un video de la municipalidad, en el que rechazaba las acusaciones y aseguraba que se trataba de una estrategia política para afectar su campaña, por lo que llamó a los vecinos a responder con su voto. El mensaje se repitió una y otra vez en la radio al día siguiente, a pesar de las restricciones del Tribunal Supremo Electoral a la pauta en medios de comunicación. 

La estrategia funcionó; a pesar del golpe de la CICIG y el MP, y aún sin el imán de votos que era Arzú, Quiñónez ganó la alcaldía con el 38.38 por ciento de votos, mientras que en segundo lugar quedó el candidato de Compromiso Renovación y Orden (CREO), Roberto González, con 34.95 por ciento. Y es que Quiñonez, no sólo heredó el capital de votos del alcalde y ex presidente, Álvaro Arzú, sino el acceso a privilegiado a información del cual gozaba el exmandatario.

Ricardo Quiñonez hizo público que conocía que se iban a tomar “acciones judiciales contra la municipalidad de Guatemala” la  noche anterior a los allanamientos. (Video elPeriódico: Municipalidad de Guatemala)


Quiñonez, el heredero anónimo y apacible de Álvaro Arzú 

En una esquina del despacho del alcalde Quiñonez, bajo el escudo de Guatemala y junto a una foto de su familia, descansa una imagen del expresidente y cinco veces alcalde capitalino Álvaro Arzú. El 5 de octubre de 2018, a meses del fallecimiento de su antecesor, Quiñonez subió una foto de ese rincón de su oficina con la leyenda: “Lo que es importante, siempre está presente”.

Y vaya que es importante. Pocas cosas pueden decirse del alcalde Quiñonez sin hablar de Arzú. La relación entre ambos data desde antes que este último se convirtiera en presidente de la República y reclutara a Quiñónez a su equipo en 1996. 

El perfil de Ricardo Quiñónez dista mucho del de Álvaro Arzú; en ello coinciden quienes les vieron trabajando lado a lado como vicealcalde y alcalde. En las reuniones del concejo municipal el carácter autoritario e irascible de Arzú contrastaba con la apacibilidad y moderación de su segundo. Pero en ese entonces, tampoco había mucho espacio para que otra voz se alzara por encima de la del alcalde, recuerdan.

“Él estaba bajo la sombra de Arzú y tenía que hacer lo que dijera el alcalde, por lo que su carácter no se podía ver. En algunas ocasiones en el concejo tuvimos algunos debates, él perdió la compostura y se fue del diálogo, pero no puedo decir que fuera algo común”, dice un exconcejal de la municipalidad sobre Quiñónez, quien no quiso identificarse. 

Quizá por ello, aún cuando el vicealcalde solía acompañar a Arzú a muchas actividades públicas, y lo sustituyó en otras tantas, su nombre apenas era conocido por los vecinos de la ciudad. Quiñónez salió de las sombras hasta la muerte de Arzú en abril de 2018, cuando tuvo que asumir como alcalde de la capital. 

El nuevo alcalde tenía el mérito de ser la persona de mayor confianza de Arzú, quien lo nombró como su segundo al mando en la alcaldía y lo puso a cargo de las finanzas de su imperio municipal. Pero aún así pocos dentro de la municipalidad lo aceptan como el heredero legítimo del legado histórico del alcalde. En un inicio, aseguran fuentes de la municipalidad, su candidatura provocó algunas inconformidades.

«Arzú se manejaba como un rey sin heredero; lo que manejaba era una serie de grupos en la Muni que competían entre sí para ver quién era el próximo». 

Aunque discrepancias se resolvieron de cara a las elecciones, cuando Quiñonez fue nombrado legítimamente candidato por el partido Unionista, un concejal y dos ex empleados de la municipalidad coinciden en que el nombramiento la por muchos años mano derecha de Álvaro Arzú es todavía es considerado por muchos un golpe de suerte y no un deseo del fallecido alcalde.

“Si lo tenía en la mente, no te lo puedo decir, —Quiñónez— era la persona de más confianza —de Arzú—. La persona que manejaba las finanzas, pero nunca hubo un delfín”, explica un ex concejal que no quiso dar señas sobre su identidad.

“Arzú se manejaba como un rey sin heredero; lo que tenía era una serie de grupos en la Muni que competían entre sí para ver quién era el próximo. De cara a las elecciones estos grupos finalmente se alinearon con Ricardo y se repartieron las cuotas de poder. Sabían que tenían que trabajar juntos para ganar”, explica.

La candidatura de Quiñónez surgió de una disputa entre los hijos del alcalde Arzú, afirmaron a No-Ficción fuentes cercanas a la municipalidad, recogidas en el reportaje “La ciudad huérfana y el clan Arzú”. Álvaro Arzú Escobar, diputado y actual presidente del Congreso, se opuso a que su medio hermano, Roberto Arzú García-Granados, compitiera por la presidencia en el Partido Unionista. En respuesta, Roberto Arzú retiró todo el apoyo en su aspiración a ocupar la silla que su padre mantuvo durante cinco periodos y se presentó como candidato a presidente con la coalición Pan Podemos.

Finalmente, Arzú Escobar compitió nuevamente por una curul en el Congreso con el Partido Unionista y dio su respaldo a Quiñónez para ocupar el puesto que históricamente fue de su padre. Y así, Ricardo Quiñonez, el apacible ayudante de Álvaro Arzú, quien de forma casi anónima lo acompañaba desde 1996, quien baja la tensión en las reuniones de la comuna, pasó ocupar el puesto de Arzú y a ejercerlo de la misma vertical que aprendió durante los 22 años que pasó a su lado. 

Hijo de un cuadro del MLN, esposo de una Arzú

Ricardo Quiñonez nació el 5 de enero de 1965 en la ciudad de Guatemala. Su infancia y adolescencia se desarrollaron en los alrededores del Hipódromo del Norte, donde la familia Arzú también vivió por muchos años. Su padre, Ricardo Quiñónez Sandoval, era amigo cercano de Álvaro Arzú y juntos comenzaron su vida política en la rama profesional del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) al que fueron convocados por su dirigente Mario Sandoval Alarcón, según relató el alcalde a Méndez Vides en el libro Arzú y el tiempo se me fue. 

Ricardo Quiñonez padre falleció cuando su hijo tenía 15 años y éste quedó a cargo de su madre, María Magdalena Lemus Aguilar. Al salir del colegio, viajó a México a estudiar Administración de Empresas en el TEC de Monterrey. Luego, regresó por casi un año y medio a Guatemala, donde se dedicó a la importación de productos mexicanos. Entonces, volvió a salir del país con una beca para estudiar una Maestría en Administración de Empresas (MBA) con especialización en Mercadeo en la Universidad de Bridgeport, Connecticut.

A inicios de los noventa, Quiñónez comenzó su vida laboral en el sector privado como Director de Servicios Aeroportuarios de Aviateca y Taca. Fue en esa época, en agosto de 1993, que volvió a unir lazos con la familia Arzú a través de su matrimonio con Dominique Denise Marie Wilson Arzú, sobrina del fallecido alcalde. Esto le valió su incorporación al círculo cercano de Arzú y su llamado a formar parte de su gobierno años después.


Bajo la sombra del caudillo: del PAN al Unionismo

Quiñónez dice que aprendió de su padre la vocación de servicio público, pero fue Álvaro Arzú quien le invitó a ejercerla en 1996, cuando asumió como presidente de la República y lo puso a cargo de la Comisión Presidencial para la Modernización del Sistema de Información Geográfico Nacional. 

A partir de entonces, Quiñónez comenzó a ocupar otros puestos de confianza: un año después, pasó a ser Secretario General de Planificación Económica y, finalmente, Secretario del Gabinete de Estado hasta el fin del mandato presidencial. 

Cuando en el 2002 Arzú dejó el PAN para formar el Partido Unionista, Quiñónez apoyó la fundación de la agrupación política. Entonces, Arzú deseaba llevar su proyecto político a la alcaldía capitalina y, para ello, se lanzó como candidato a esa posición y llevó consigo a su círculo de confianza, dijo Quiñónez en una entrevista con radio Nuevo Mundo.

Fue así como Quiñónez llegó a la municipalidad como Síndico Primero de la Corporación Municipal de Arzú en 2003. En esa posición el alcalde le encomendó la tarea de conformar al equipo técnico que se incorporaría a la municipalidad:

“Yo llego —a la municipalidad— con el equipo de Álvaro Arzú, y me corresponde desarrollar el equipo de trabajo. Y cuando le digo el equipo de trabajo es convocar a cuadros jóvenes, jóvenes recién graduados en las universidades; fueron 120 los que llevamos en ese entonces, y ahora ya tienen posiciones de mando en la municipalidad, después de 14 años”, dijo el actual alcalde a Nuevo Mundo.

En el 2007, Quiñónez volvió a integrar el concejo municipal como concejal primero, posición que ocupó hasta el fallecimiento de Arzú en 2018. Durante todo este tiempo continuó próximo al alcalde, desarrollando empresas importantes para el imperio municipal que construyó Arzú alrededor de su figura.

«Si existió una Caja de Pandora en la municipalidad de Guatemala, Quiñónez conoce todos sus secretos». 

Si existió una Caja de Pandora en la municipalidad de Guatemala, Quiñónez conoce todos sus secretos. El entonces alcalde los puso a cargo del manejo de las finanzas de la municipalidad y del presupuesto municipal; fue el responsable de la implementación del sistema electrónico SAP, a través del cual se maneja toda la información de compras y contrataciones de la municipalidad. Además fue miembro del consejo técnico del Fideicomiso de Apoyo a la Planificación Urbana. 

De acuerdo con el MP y la CICIG, aprovechando ese último cargo, aprobó, junto a Víctor Martínez, actual ministro de Finanzas, y Luisa María Salas Bedoya, entonces síndico primera, el uso de recursos públicos para la campaña de la municipalidad en 2011 y 2015. Además, las investigaciones lo señalan como uno de los supervisores de que esos fondos llegaran a la empresa electoral de Arzú. 

La biografìa de Quiñónez colgada en la página de TuMuni, también destaca su liderazgo en la coordinación de la descentralización del gobierno municipal a través de las Alcaldías Auxiliares.

Esta última tarea, más que descentralizar el poder de la municipalidad, le permitió afianzar su influencia en las 22 zonas de la capital, asegura Álvaro Véliz, quien formó parte del equipo de Arzú hasta 2011 y quien compitió por la alcaldía con el partido Movimiento Semilla en las pasadas elecciones.

“El espíritu de las leyes de descentralización y los Consejos de Desarrollo, que son la representación territorial del barrio, lo que dicen es que el alcalde auxiliar surge de propuestas de la comunidad, pero el Partido Unionista lo que hizo, y ahí fue Ricardo Quiñónez el principal ideólogo, es comenzar a nombrarlos a dedo. Entonces, aprendieron a manipular  a las colonias a los barrio a través de los alcaldes auxiliares. Yo me encontré a las personas en los mercados, que tenían miedo de que fueran a sacarlos de ahí (si no apoyaban la campaña de Arzú). O sea, los tienen cooptados, amenazados, encajonados a través del alcalde auxiliar”, afirma Véliz.

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Ricardo Quiñonez junto a Álvaro Arzú Escobar, hijo de Álvaro Arzú y uno de los dos diputados electos por el Partido Unionista en la próxima legislatura (Foto No-Ficción: Municipalidad)

No-Ficción consultó a la municipalidad sobre la elección de alcaldes auxiliares, así como por los señalamientos del MP y la CICIG, pero hasta la fecha de publicación de este reportaje no se recibió respuesta. El alcalde Quiñónez tampoco aceptó una entrevista con este medio.

La devoción a Arzú y la debilidad de la oposición

La primera orden de Ricardo Quiñónez tras ser juramentado como alcalde de la capital ante el concejo municipal fue pedir a los presentes un minuto de aplausos en honor a su predecesor. “Quiero expresar mi emoción por ocupar, en este momento, esta silla que durante 18 años ocupó el mejor alcalde que ha tenido esta ciudad”, dijo en esa ocasión.

El culto a Arzú comienza con su heredero. Quiñónez referencia constantemente a quien fue su mentor en sus discursos y cuenta anécdotas sobre su vida para contagiar a los trabajadores del espíritu arzuista. En una charla sobre el deber de servir, por ejemplo, les contó la anécdota de cuando, junto a Arzú, decidieron vestir a todos los empleados municipales con sus característicos chalecos verdes para distinguirlos del resto. La idea surgió luego de leer un artículo de periódico sobre las túnicas blancas que vestían los senadores romanos para dar a conocer su autoridad. Ese uniforme, dijo, debía hacerlos sentirse orgullosos.

La admiración y el respeto del alcalde por el legado de Arzú no se limita a sus discursos anecdóticos, si no que se traslada a su propia gestión municipal. La propuesta de campaña de Quiñónez se limitó a ofrecer el continuismo de las obras ejecutadas por Arzú, mientras se defendía de las críticas en la misma línea discursiva que ha mantenido la municipalidad en los últimos años. 

En una entrevista con Guatevisión, como candidato a la alcaldía, Quiñónez responde a las preguntas sobre el deficiente acceso al agua, el colapso del tráfico y el mal manejo de los desechos de la ciudad como leyendo un guión conocido: El agua es un problema de escasez, no de regulación; el tráfico es un problema que existe en todas las grandes ciudades, y el manejo de desechos sólidos depende de la voluntad de los vecinos para reciclar. 

Ana María Botrán, actual concejal VII de la municipalidad, dice que la administración de Quiñónez no ha implicado una transformación para los planes de la administración municipal, ni siquiera en cuanto a la forma de gobernar en conjunto con el concejo. 

“Por el carácter conciliador de Ricardo, yo esperaba que existiera más apertura para escuchar las ideas de la oposición. Cuando aún estaba Arzú, recuerdo que a veces Ricardo era una puerta para que se escucharan las opiniones que podían contrariar la posición de los unionistas, pero, ya como alcalde, se ha cerrado y a adoptado una posición similar a la de Arzú”, señala.

«El concejo municipal 2020-2024 está conformado por cinco concejales y tres síndicos del Partido Unionista, o sea suficientes votos para aprobar todas las mociones del alcalde sin tomar en cuenta a la oposición». 

Un concejo en mayoría, con presencia de CREO y Semilla  

El Código Municipal dice que el Concejo tiene a su cargo el ejercicio del gobierno del municipio, pero la política de Arzú era la exclusión de toda forma de oposición. A su favor, tuvo siempre la mayoría del concejo conformado por unionistas y, en 2015, incluso logró alinear a los concejales de Creo a través de la alianza entre ambas organizaciones políticas que lanzó a Roberto González “Canela”, como candidato a la presidencia. 

El panorama para el próximo concejo municipal será diferente en la medida que Creo, con cuatro concejales, y Movimiento Semilla, con una sola, puedan hacer escuchar su voz y conseguir respaldo ciudadano, consideran miembros de ambos partidos.

El concejo municipal 2020-2024 está conformado por cinco concejales y tres síndicos del Partido Unionista, o sea suficientes votos para aprobar todas las mociones del alcalde sin tomar en cuenta a la oposición representada por cuatro concejales de Creo, que rompió su alianza con ese partido para las últimas elecciones, y una de Movimiento Semilla.

Vilma Lily Caravantes Tobías, próxima concejal X por Movimiento Semilla, explica que en la campaña pudieron encontrar puntos en común con el plan de Creo para el desarrollo de la Ciudad, como por ejemplo, el rechazo al aerómetro y el apoyo al metroriel, la promoción de medidas de transparencia, la reforma al sistema de elección de alcalde auxiliares y la creación de un distrito metropolitano para cogobernar con otras municipalidades del área. 


Estas coincidencias pueden ser un punto a favor para, eventualmente, trabajar en conjunto con los concejales del partido de Roberto González, señala. Pero aún uniendo esfuerzos no podrían incidir contra la aplanadora unionista. El plan del Movimiento Semilla para superar esta desventaja es solicitar el apoyo de organizaciones ciudadanas metropolitanas y de los diputados distritales de sus partidos. 

Richard Lee Abularach, fundador y secretario general del partido Creo, próximo concejal VI de la municipalidad, no descarta una alianza “natural” con Semilla y también cree que el apoyo del 65 por ciento de la población que no votó por el Partido Unionista será importante para lograr ganar incidencia.

“Nuestros planes —Creo y Semilla— tienen un 85 por ciento de coincidencias y creo que eso nos debería llevar a una alianza natural. Mientras los cinco concejales se mantengan trabajando juntos es una gran ventaja, pero también le apuesto al trabajo de la prensa y la ciudadanía, que debe estar más al tanto de las decisiones”, comenta.

Hasta la fecha ninguno de los partidos se ha reunido con Quiñónez, quien tampoco asistió a los debates organizados durante la campaña electoral. Mientras Creo y Movimiento Semilla intentan fortalecer su capacidad de fiscalización, el alcalde no da muestras de querer desafiar el legado arzuista. El aerómetro, un proyecto anunciado por Arzú y ampliamente criticado por sus opositores políticos, por considerarlo poco técnico y oneroso, ya está en proceso de licitación, y las decisiones que le corresponden al concejo municipal se siguen tomando en el séptimo nivel del Palacio de la Loba. 

Quiñonez enfrenta ahora el reto de mantener la municipalidad de Guatemala como el principal bastión de poder del Partido Unionista, que solo contará con dos diputados electos al Congreso de la República en la próxima legislatura. Sin la figura de Álvaro Arzú, y pese a la maquinaria municipal a su favor, Quiñonez ganó la capital por alrededor de 15 mil votos de diferencia, apenas poco más del 3 por ciento de los votos válidos emitidos en la elección por la comuna capitalina. Para el alcalde electo la verdadera lucha empieza ahora: superar la inercia del partido fundado por Arzú y tener un peso específico propio en la política guatemalteca.