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Guatemala: al alza la cantidad de migrantes que buscan refugio

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1,054 personas solicitaron el estatus de refugiado en Guatemala en 2021, mientras que para julio de 2022 estas peticiones ya alcanzaban las 563. El 97 por ciento de las mujeres y hombres que han sido reconocidos como refugiados durante este provienen de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Venezuela. Un total de 59 personas han recibido el estatus de refugiado en Guatemala este año. 

A pesar de que Guatemala tiene una tasa interanual de 17.1 homicidios por cada cien mil habitantes a junio de 2022, lo cual es considerado una pandemia de violencia, y a pesar de que económicamente es uno de los países más desiguales de Latinoamérica, el número de personas que buscan refugio en este país centroamericano se duplicó en 2021, respecto al año anterior y la tendencia al alza se mantiene a julio del 2022. 

Según registros de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 2021 cerró con 1054 solicitudes del estatus de refugiado en Guatemala, un 115 por ciento de incremento respecto al año 2020. Para julio de  este año ya se registraban 563 nuevas solicitudes, superando también a 2020 y, a criterio de Andrea Leoro, representante de ACNUR en Guatemala, esta tendencia parece mantenerse. A esta fecha se había otorgado el estatus de refugiado a 59 personas, un 10.47 por ciento de los solicitantes.

Pero, ¿qué es un refugiado? y ¿por qué alguien podría buscar obtener este estatus en Guatemala? La Convención de Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 establece que un refugiado es una persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad”. 

Leoro señala que hay que distinguir entre el movimiento de personas en la región: “la población en tránsito”, como la denomina la experta, y las personas dentro de este grupo que califican para solicitar la categoría de refugiado. Entre las causas que más citan los solicitantes está “la violencia o una situación de persecución”, dice Leoro.

En todo caso lo más determinante para una solicitud es aportar razones “por las cuales no se puede volver (a sus países)”y poder sustentarlas ante las autoridades del país de acogida, explica Leoro.

¿Quién solicita ser refugiado y cuál es el procedimiento en Guatemala? 

Los datos brindados por el IGM muestran que de enero a julio del 2022 había 563 personas  solicitando el estatus de refugiado en Guatemala. Hasta esa fecha 59 personas habían recibido esta categoría, 24 de ellas hondureñas, 18 salvadoreñas, nueve nicaragüenses y cinco venezolanas, mientras que el resto provenían de otros países.

Entre estas personas se contaba con 29 mujeres, 23 hombres y siete integrantes de la población LGBTI.

En Guatemala desde el retorno a la democracia en el año de 1986 hasta julio de 2022, un total de 3,833 personas habían pedido ser consideradas refugiadas. Estas estadísticas las encabezan los ciudadanos hondureños y salvadoreños con 1127 solicitudes, les siguen los  nicaragüenses con 674 y venezolanos con 235.

El registro histórico de refugiados en Guatemala detalla que a julio del 2022  las cuatro  nacionalidades con más personas con este estatus eran la salvadoreña con 324, hondureña con 126, nicaragüense con 119 y venezolana con 57.  

Las condiciones de desigualdad económica y la violencia ligada a la criminalidad contribuyen a alimentar esta movilidad humana en la región, refiere José Luis González Miranda, coordinador de la Red Jesuita con Migrantes de Guatemala, en una entrevista con No-Ficción; mientras que en el caso de Nicaragua la persecución política es un factor creciente.

Otorgar la categoría de refugiado le corresponde a las autoridades migratorias del país de acogida. Según explica Alejandra Mena, encargada de comunicación del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), el procedimiento para solicitar este estatus en Guatemala es el siguiente: la persona interesada pide en cualquier oficina de Migración el formulario de solicitud e indica las razones de salida de su país, dos semanas más tarde es entrevistada por personal del IGM para explicar a detalle los motivos por los dejó su país; luego se procede a analizar su expediente considerando el contexto del país de origen.

Tras este procedimiento se emite un informe que es analizado por la Comisión Nacional para los Refugiados (CONARE) de Guatemala. Esta instancia emite una opinión que el IGM aprueba o deniega. El Departamento de Estatus de Refugiado (DRER) del IGM deberá entonces informar al solicitante de su resolución, según registros de ACNUR la duración del proceso es variable pero en promedio puede tomar tres meses.

La evaluación del perfil del solicitante

En el caso de que la resolución sea desfavorable, señala Mena, puede presentarse un recurso de reposición en un plazo de diez días dirigido a la secretaría técnica del IGM. La persona a la que se le niegue el estatus de refugiado “no puede ser expulsado o devuelto a su país de origen, derivado a que goza al derecho de no devolución, regulado en el artículo 46 del Código de Migración, decreto 44-2016 y el artículo 33 de la Convención sobre el Estatuto de Refugiado de 1951”, indica la funcionaria. 

Si a la persona solicitante no se le otorga la categoría de refugiado esta puede intentar obtener una residencia en Guatemala en la Subdirección de Extranjería del IGM.

Leoro, la delegada de ACNUR en Guatemala, señala que las dinámicas de movilidad humana en este país lo consolidan cada vez más como un lugar de destino.  “Si bien la mayor parte de la población que viene a Guatemala está en tránsito hemos visto un aumento de las solicitudes de condición de refugiado”, refiere.

La entrevista realizada por las autoridades de migración al solicitante es el instrumento primario para evaluar si califica como refugiado, señala Leoro. Lo que se busca en este punto es sobre todo considerar si el relato del entrevistado es plausible y tiene “un temor fundado y no puede volver a su país de origen”, explica la especialista.

No-Ficción solicitó al IGM una entrevista con alguna persona o grupo familiar al que se le haya otorgado el estatus de refugiado; sin embargo, las autoridades del instituto indicaron que por resguardo de sus identidades no se podía concertar la entrevista, aunque se guardara el anonimato de las personas consultadas.

Las autoridades migratorias deben considerar la información de contexto del país de origen. Refiere la funcionaria de la ONU: “si le preguntas a una persona, ella te dice primero que sale del país porque necesita trabajar; pero si escarbas un poquito más en ese relato verás que detrás de esa necesidad hay muchas otras cosas: situaciones de violencia, personas que huyen del reclutamiento de pandillas, mujeres que han sido víctimas de violencia de género… por eso buscamos fortalecer las capacidades del Estado para identificar estas situaciones”.

Quiénes piden el estatuto de refugiado no están obligados a presentar un documento de identificación de su país de origen, ya que en ocasiones abandonan sus hogares de manera abrupta, explica Leoro. En el proceso aplica el principio de confidencialidad por lo que el Estado de Guatemala no tiene que pedir información al país de origen del solicitante, pero sí puede utilizar para su evaluación “informes de derechos humanos, artículos de prensa, también suele suceder que las personas vienen con alguna documentación”, dice la funcionaria de la ONU. 

Tampoco es necesario contratar los servicios de un abogado para hacer esta solicitud, se trata de una trámite individual, únicamente en el caso de los menores de edad que hagan esta petición se debe contar con un representante de la Procuraduría General de la Nación. 

Ante el clima de violencia, desigualdad y persecución política en Centroamérica cada vez más personas están pidiendo el estatus de refugiado en Guatemala, incluso aunque este país tampoco brilla por sus estándares de protección de derechos humanos. 

Este trabajo es parte del especial colectivo Otras Fronteras impulsado por medios integrantes de la alianza Otras Miradas: Radio Progreso, No-Ficción, Onda Local y Revista Factum. Con el apoyo de Servicio Jesuita con Migrantes.