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El poder de los alcaldes (2020-2024)

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No es tanto el poder en sí de los partidos a nivel nacional, más bien se trata de la ubicación de las franquicias políticas que funcionan en toda Guatemala. Es el feudo de los alcaldes: la presencia de los partidos políticos en 340 municipios.  

Durante las elecciones, todo es como si los partidos políticos jugaran Monopoly o Gran Banco con los votantes. Han lanzado los dados y han adquirido territorios. Se han repartido 340 municipios. Y todo es producto de haber puesto a trabajar a sus líderes locales. Pero sus feudos, más que poder, representan una presencia territorial tipo franquicia en toda Guatemala.

Es como si se pudiera ver cuántos McDonald’s hay en todo el territorio nacional. Dónde existe tal o cual partido político. Qué líder local ha comprado temporalmente la marca de una organización partidaria.

“Los líderes locales invierten en los partidos no por una identificación ideológica o programática, sino porque el Comité Ejecutivo Nacional les da la oportunidad de tener una candidatura”, como señala la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), en un informe de 2013.

De esta manera, para el periodo 2020-2024, el mapa de Guatemala se ha pintado de verde. La Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) logró colocar a 106 alcaldes dentro de los municipios de Guatemala. Significa que los líderes locales tomaron en cuenta la marca del partido para calcular rentabilidad en estas elecciones. Esta posición dominante también se reprodujo en el Congreso, donde la UNE obtuvo la mayor bancada con 52 diputados, casi un tercio del hemiciclo.

A cambio, los candidatos se encargan de crear organizaciones, lo cual beneficia a los Comités Ejecutivos Nacionales de los partidos pues les permite: 1) cumplir los requisitos de organización establecidos por la ley, y 2) promocionar la imagen de los candidatos presidenciales y candidatos a diputaciones en los municipios.

El juego de los alcaldes de la UNE, fue apostarle a la candidatura de Sandra Torres, la ganadora de las elecciones presidenciales en la primera vuelta electoral.

Al finalizar el periodo electoral, en muchos casos ambas partes finalizan su relación e inician el proceso de nuevo. Tradicionalmente se da una reconfiguración de las alianzas y el partido de gobierno capta nuevos integrantes.

La segunda franquicia que obtuvo un mayor número de alcaldes a nivel nacional fue la Unidad del Cambio Nacional (UCN), con 38. La mayoría de los alcaldes de UCN quedaron distribuidos en municipios cercanos a una frontera, casi colindantes con México, Honduras, Belice y El Salvador; también algunos ocuparon territorios incluidos en la costa del Pacífico y el Atlántico. El líder de este partido político, Mario Amílcar Estrada Orellana, candidato a la presidencia por UCN, fue capturado por la DEA en abril de 2017, en el Estado de Miami, acusado de tener vínculos con el cártel de Sinaloa.

La tercera fuerza territorial pertenece al partido VAMOS, con 29 alcaldes electos. Se trata de una agrupación nueva creada en torno a la figura del candidato que quedó en segundo lugar en la primera vuelta electoral y que compite por la presidencia de Guatemala, Alejandro Giammattei. Sus feudos, sin embargo, presentan un patrón disperso, sin territorios graníticos a nivel de municipalidades.

Los Comités Cívicos, el poder local más significativo, ocupan un cuarto lugar. No se trata de un partido político, pero representan la organización más específica dentro de cada territorio. En total, 28 Comités Cívicos lograron una alcaldía.

Paradojas electorales

El Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP), el partido que ocupó el cuarto lugar en las elecciones presidenciales con Thelma Cabrera como candidata, no logró obtener una sola alcaldía de las 340 posibles a nivel nacional.

El partido político que logró el tercer lugar a nivel presidencial, Humanista, con Edmond Mulet como candidato, alcanzó sólo seis puestos en distintas municipalidades.

Podemos, el partido que consiguió el quinto lugar a la presidencia, con la candidatura de Roberto Arzú, tan solo obtuvo dos alcaldías.

Partidos como Unidos, PPT, Libre y Convergencia, que lograron casi nulos resultados para la presidencia y el Congreso de la República, reaparecen en las alcaldías a nivel regional con algunos líderes locales electos, aunque dispersos entre los 340 municipios de Guatemala. Ninguno de estos partidos, sin embargo, logró un solo diputado ni el 5 por ciento mínimo de votos en la elección presidencial por lo cual serán cancelados dejando huérfanos a sus alcaldes.

Otras organizaciones como Encuentro por Guatemala (EG), el partido dirigido por la diputada Nineth Montenegro; y AVANZA, que tuvo como candidato al abogado Danilo Roca, no lograron ni una sola alcaldía. Ambos partidos también desaparecen luego de las elecciones de 2019, al no lograr el 5 por ciento de votos en la elección por la presidencia.

Un empate en número de territorios lo representan agrupaciones como FCN-Nación, el partido de gobierno, con TODOS, cada uno con 19 municipalidades adquiridas. Otros partidos que también comparten una cifra similar de territorios es Compromiso Renovación y Orden (CREO) junto con VALOR, cada uno con 14 alcaldes electos.

Vacíos de poder

Tras la primera vuelta del proceso electoral del 16 de junio de 2019, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) decidió repetir las elecciones en cinco localidades. Son territorios que aparecen como vacantes, a la espera de elegir a sus líderes locales.

En Iztapa, Escuintla, los vecinos irrumpieron en los centros de votación inconformes con los resultados preliminares. En Tajumulco, San Marcos, pobladores quemaron casi el 50 por ciento del total de las papeletas. En Esquipulas Palo Gordo hubo disturbios que llevó a enfrentamientos con la Policía Nacional Civil.  En San Antonio Ilotenango, Quiché, la quema de mesas electorales obligó a detener las elecciones. Y en San Jorge, Zacapa, los integrantes de la Junta Electoral renunciaron tras haber sido amenazados de muerte.

Entre los problemas para la definición territorial de las franquicias partidarias, también se dieron vacíos de postulaciones. En algunos municipios, el TSE decidió no inscribir a candidatos que tenían problemas con la ley, o bien, carecían de finiquito. No obstante, los logos de los partidos políticos que los reconocían como candidatos aparecían en las papeletas y ganaron las elecciones, esto porque la elección es por corporación municipal, y no solo por alcalde, por lo que el siguiente en la planilla ocuparía el lugar del candidato no inscrito.

En Los Amates, Izabal, ganó la UNE, pero a su candidato Marco Tulio Ramírez le fue revocada la inscripción por estar ligado a proceso penal. En Zacapa, ganó Al Rescate de Zacapa, pero a su candidato Arnoldo Vargas le fue denegada la inscripción derivado de que fue condenado por narcotráfico. En Salamá, ganó también la UNE, pero su representante, Byron Leónidas Tejeda Marroquín, se le revocó la inscripción por estar ligado a proceso penal. En Santa Ana Huista, Todos obtuvo el primer puesto, su candidato Celvin Donaldo Jerónimo, sin embargo,  no fue inscrito por estar ligado a proceso en el Caso Los Huistas. Lo mismo ocurrió en Pastores, Sacatepéquez, donde ganó el comité cívico Movimiento de Unidad de Pastorense, pero su candidato, Miguel Antonio López Barahona, está ligado a proceso por falsedad ideológica y el TSE anuló su inscripción.

Otros vacantes ocurrieron en el Asintal, Retalhuleu, donde ganó la UNE, pero la casilla de candidato a alcalde figura vacante. En San Lucas, Sacatepéquez, también ganó la UNE pero la casilla del candidato a alcalde estaba vacía. En San Cristóbal Cucho, San Marcos, ganó  Vamos pero con un candidato ausente.

En Ayutla, San Marcos, apenas unos días antes de llevarse a cabo el proceso electoral, el TSE derogó la inscripción de Erik Zúñiga.

En todos estos lugares, de acuerdo a la Ley Electoral y de Partidos Políticos: “Al producirse la vacante, los concejales titulares deberán correrse en su orden de adjudicación, a efecto de que el suplente asuma en cada caso, la última concejalía”.

De esta forma, el poder de los alcaldes es mantener el estatus de franquicia de los partidos políticos. Son líderes locales, volátiles, poco fieles, pero que configuran en apariencia el control territorial de las organizaciones partidarias de Guatemala.