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Transcripción Los jueces de la impunidad

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 Episodio 5 : Los jueces de la impunidad

NARRADOR: El 19 de marzo del 2013, se inició un juicio que sacudió los cimientos de Guatemala. Los cimientos coloniales de la república.

CLIP NOTICIARIO: Este hombre que hoy está sentado en el banquillo de los acusados es el general José Efraín Ríos Montt, quien en 1982 dio un golpe de estado en Guatemala y gobernó con mano de hierro durante 16 meses. Según las acusaciones, Ríos Montt desató una campaña sistemática de guerra y exterminio contra las comunidades mayas a las que acusaba de cooperar con la guerrilla.  

NARRADOR: Por primera vez en la historia, un expresidente era juzgado en su propio país por genocidio. El pasado ya no daba miedo. Se le podía ver a los ojos.

Durante dos meses, un centenar de Ixiles que sufrieron los ataques del Ejército ofrecieron su testimonio. Entre ellos, Nicolás Bernal, un campesino de 80 años, que entrevistamos en su casa, en Vucalvitz, Nebaj, con la ayuda de la interprete Michelle Moreno.

MICHELLE MORENO: Él me estaba aclarando que ella es su tercera esposa. La primera la mataron con sus hijos los soldados en Vicampanavitz. Pero una de sus hijas logró escapar, eran cinco, entonces mataron a cuatro hijos y ella logró escapar. Entonces, la segunda esposa, dice que ya no supo de ella porque estaba con la segunda esposa cuando lo capturaron. Se lo llevaron al destacamento la Perla, estuvo en el destacamento seis días.   

NARRADOR: Los testigos tenían historias aterradoras que contarle al resto del país. Historias de asesinatos, de hambre, de interminables huidas por las montañas.

MICHELLE MORENO Que no recuerda el año, dice. Pero que de los cuatro hijos que fueron asesinados, también había otro, que se murió de hambre, porque ya no tenían nada que comer. Que lo fue a encontrar debajo de un árbol. Que él lo fue a enterrar. Dice que fue un 28 de febrero, pero que no recuerda el año. 

NARRADOR: La violencia salvaje del Ejército quedó de manifiesto.

Frente a esto, Efraín Ríos Montt casi no se defendió. Presentó muy pocos testigos a su favor, y ninguna verdadera prueba en descargo. No buscó explicar su punto de vista. No buscó justificar sus acciones. No contó su lado de la historia.  El único afán de sus abogados era detener el juicio. Por cualquier medio.

FRANCISCO GARCÍA GUDIEL: Voy a descargar mis fuerzas para verlos tras las rejas.

NARRADOR: Insultaron a las víctimas, amenazaron a los jueces y a los fiscales. Como aquí, el abogado Francisco García Gudiel. Después de esta diatriba, fue expulsado de la sala por la jueza Yasmín Barrios.

FRANCISCO GARCÍA GUDIEL: ¿Cómo le explica a esta gente que en otro proceso se excusó por ser amigo mío, y ahora ya no tiene esa amistad? ¿De dónde la saca, qué pasó? ¿Cómo se borró esa amistad con usted? Explíquele a la gente con hechos y con palabras. No sea descarado. Porque usted se excusó en otra oportunidad de ser mi amigo. Y la distinguida presidenta de ser mi enemiga.

NARRADOR: A la sed de justicia y de verdad histórica, opusieron las tácticas más vergonzosas. Y aun así, el día de la sentencia llegó.

CLIP NOTICIARIO: El tribunal primero A de Mayor Riesgo condenó por primera vez por genocidio a un expresidente y dictador latinoamericano al proferir una sentencia de 80 años en contra de José Efraín Ríos Montt. La condena por el delito de genocidio alcanzó los cincuenta años y la de delitos contra los deberes de la humanidad sumó treinta años más.
AUDIO DIA DE LA SENTENCIA

NARRADOR: Guatemala era capaz de afrontar sus espantos, y desvanecerlos. Se podía obtener justicia en los tribunales. Nuevos horizontes se abrían para Guatemala.

Pero… la ilusión no duró mucho. 

La oligarquía hizo saber su rechazo a la sentencia. Se sabía cómplice del genocidio. La vieja alianza entre militares y élites económicas se volvió a formar. Diez días después de la sentencia, una Corte de Constitucionalidad bajo influencia anuló el juicio. Su argumento fue que la jueza hizo mal en expulsar al abogado que la estaba insultando a gritos. Fue un pretexto, claro. Sin esto, hubieran encontrado otra cosa.

El final del juicio por genocidio ilustró la cooptación del sistema de justicia.  Para los poderosos, siempre hay un magistrado dispuesto a echar una mano. Las redes de impunidad se han hecho fuertes en todos los niveles del organismo judicial.

La comisión internacional contra la impunidad en Guatemala no tuvo participación en el juicio contra Ríos Montt. Sin embargo, al igual que las víctimas del genocidio, la CICIG también se enfrentó a las redes corruptas del sistema judicial. Mucho de su esfuerzo se perdió por las decisiones arbitrarias de jueces y magistrados. Las mafias de los juzgados, las salas y la corte suprema, se convirtieron en el mayor adversario de la comisión.

Jueces buenos, CICIG los encontró a lo largo de sus doce años. Pero un juez cooptado puede sabotear el trabajo de diez jueces buenos. Y así pasó. Esta situación acabo desquiciando al segundo comisionado de la CICIG, el costarricense Francisco Dall’Anese. Las decisiones judiciales que favorecieron a Alfonso Portillo y a Alejandro Giammattei, le hicieron perder los estribos. Lo llevaron a cometer errores imperdonables. Errores que llevaron a la CICIG a vivir sus horas más bajas.

Entrada del podcast. Para No Ficción, Guatemala, esto es El Experimento.

Dos temporadas y doce capítulos para contar los éxitos y fracasos de la CICIG, el equipo internacional que reveló las entrañas corruptas del Estado de Guatemala.

Escrito y producido por Sebastián Escalón. Narrado por Guillermo Escalón.

Capítulo 5: Los jueces de la impunidad.

NARRADOR: Tenía la fama de ser un fiscal de hierro. No era para menos. En Costa Rica, Francisco Dall’Anese mandó a la cárcel a dos expresidentes. Uno de ellos, Miguel Ángel Rodríguez, era secretario general de la Organización de Estados Americanos cuando lo capturaron. Igual se fue a la perrera. En sus ocho años como fiscal general, a Francisco Dall’Anese nunca le tembló el pulso.

Así lo describen algunos de los que trabajaron con él en Guatemala.

VERÓNICA PONCE: Y la verdad, para mí él fue un mentor porque es una persona con mucha experiencia.

NARRADOR: Verónica Ponce, abogada de la CICIG entre 2011 y 2015.

VERÓNICA PONCE: En mi vida he vuelto a escuchar a alguien con esa experiencia explicando esas cuestiones de investigación.

NARRADOR: El fiscal Christian Ulate, compatriota de Dall’Anese, trabajó con los tres comisionados que pasaron por la CICIG.

CHRISTIAN ULATE: Si a mí me pides una descripción de los tres, yo digo: Castresana era mediático y tenía un discurso convencedor, una oratoria muy buena. El mejor jurídicamente, Dall’Anese. No me da ninguna duda. El conocimiento jurídico de Dall’Anese es increíble. Es un genio, y por eso piensan que es loco. El mejor estratega, Iván Velázquez.

NARRADOR: Otros que trabajaron con Dall’Anese recuerdan facetas distintas. Dicen que bebía demasiado. Que, en su vida personal fue indisciplinado, y tuvo comportamientos imprudentes que hubieran podido poner en riesgo a la comisión.  

En agosto del 2010, Carlos Castresana, el primero comisionado, salió de Guatemala muy desgastado. Demasiados frentes abiertos, demasiados enemigos, mucho ruido mediático. Para sustituirlo, Naciones Unidas quería a un comisionado de más bajo perfil. Alguien que trabajara sin hacer tanto escándalo. Dall’Anese fue el elegido. No Ficción quiso hablar con él, pero no nos concedió la entrevista.

Cuando aterrizó en Guatemala, el nuevo comisionado no tuvo tiempo para estirarse o para calentar. Y es que Castresana le había dejado un regalo de despedida: el caso Pavón. Varios altos funcionarios del gobierno de Óscar Berger estaban acusados por la muerte de siete prisioneros durante la toma del centro penal. Se les acusaba también de haber asesinado a varios reos que se habían escapado de la cárcel del Infiernito. Entre los acusados, el exministro Carlos Vielmann, el exjefe de la policía Erwin Sperisen, y Alejandro Giammattei, exdirector de penales. El que, en el 2020, se convertiría en uno de los presidentes más impopulares del país.

Justo antes de irse, Castresana preparó las órdenes de captura contra ellos y otros catorce sospechosos. Policías la mayoría.

Al llegar, Francisco Dall’Anese tuvo que decidir si efectuaba esas capturas o si se daba un tiempo para estudiar el caso. Escogió lo primero. Confió en el trabajo realizado por los equipos de la CICIG y dijo adelante. Caiga quien caiga. El 9 de agosto el caso Pavón reventó.

Se ordenaron las primeras capturas, pero no todas pudieron se efectuadas. Vielmann se había refugiado en España. Sperisen en Suiza. Ambos aprovecharon su doble nacionalidad. Giammattei, por su parte, se atrincheró en la embajada de Honduras. Allí, pidió asilo político. No se lo dieron. Y el doce de agosto:

CLIP NOTICIARIO El exdirector del sistema penitenciario Alejandro Giammettei fue enviado este viernes a prisión preventiva en la brigada militar mariscal Zavala en la zona 17 de la capital por su presunta implicación en la ejecución extrajudicial de siete reos en una incursión policial masiva en septiembre de 2006 a la granja penal de Pavón.

ALEJANDRO GIAMMATTEI: Aquí hay una clara violación y en contubernio de estructuras criminales que tienen agarrado al sistema político corrupto que hay en Guatemala.  (…) Hoy Alejandro Giammattei no tiene que demostrar su, su culpabilidad no se la tienen que demostrar, hoy tengo yo que demostrar mi inocencia. Este sistema está al revés.

NARRADOR: El caso fue un terremoto judicial. Carlos Vielman era un hombre cercano a las élites empresariales. Vielmann era un intocable.

Dall’Anese descubrió de inmediato el poder de la oligarquía.

Primero, esa élite lanzó una campaña de desprestigio contra la CICIG.

ÓSCAR BERGER: Querido pueblo de Guatemala, por las circunstancias que se han dado últimamente y toda la desinformación que se ha generado en relación al caso Pavón, me veo en la necesidad, como presidente en funciones en el momento en que dicho evento sucedió, de aclarar algunos puntos.

NARRADOR: El propio expresidente Óscar Berger salió a la palestra para defender las acciones de su gobierno.

ÓSCAR BERGER: segundo también fue mi gobierno quien propició la toma del centro de detención de Pavón por un grupo de fuerzas conjuntas del Estado, atendiendo múltiples denuncias de caos y la degradación social que existía en dicho centro, el cual estaba literalmente tomado por los presos allí detenidos.

NARRADOR: A sus ojos, los funcionarios de su gobierno eran héroes al servicio del país.

ÓSCAR BERGER: Tercero. Hay organizaciones que se han convertido en entes manipulados ideológicamente para desacreditar a exfuncionarios públicos como Carlos Vielmann y Alejandro Giammattei quienes, cumpliendo con sus obligaciones y responsabilidades de una forma transparente y legal, y arriesgando su vida…

NARRADOR: Luego, las élites empresariales contrataron a un lobista en Estados Unidos para atacar al comisionado. Eduardo Stein, el exvicepresidente, el padre de la CICIG, también dedicó parte de su tiempo a criticar la comisión.

Estas élites tenían a su favor que el caso Pavón era muy impopular. Para muchos guatemaltecos, el gobierno de Berger hizo bien en eliminar a esos presos. Celebraban esos asesinatos.

Pero Dall’Anese no estaba en Guatemala para ganar un concurso de popularidad.

FRANCISCO DALL’ANESE: Porque una fiscalía que no reciba críticas y que no reciba ataques es una fiscalía que no está pegando donde tiene que pegar. De manera que las crisis que nos han hecho solo se suman a las que tenemos cuando investigamos a poderosos en lo económico y en lo político para acabar con la impunidad en este país.

NARRADOR: Dall’Anese dejó pasar la tormenta. La campaña de desprestigio y los lobistas no lograron expulsarlo de Guatemala. Pero la impunidad tiene muchas palancas.

El caso de la masacre de Pavón cayó en el juzgado de Carol Patricia Flores. Tal vez la recuerden, la del juzgado A de Mayor Riesgo. La jueza que intentó detener varias veces el juicio por genocidio. La jueza a la que le descubrieron una inmensa mansión rosada carretera a El Salvador. La CICIG la acusó de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, aunque el caso nunca avanzó. 

En mayo del 2011, Carol Patricia Flores dictó sobreseimiento a favor de Giammattei. Es decir, cerró el caso, sin más. Las fotos de él dirigiendo las operaciones en Pavón, el día de la masacre no sirvieron de nada. Pero, que quede claro: Giammattei fue liberado por una cuestión técnica. No porque se haya comprobado su inocencia. Dall’Anese no dio declaraciones, pero se mostró muy molesto por el cierre del caso en reuniones con embajadores. De hecho, la CICIG empezó a investigar a la jueza Carol Patricia Flores.

Los otros acusados capturados por el caso Pavón no tuvieron tanta suerte. Estaban en la parte baja de la estructura. Eran los operativos. Sicarios como el comisario Víctor Soto Diéguez. Ellos sí fueron condenados. Víctor Soto recibió 33 años de cárcel. Esto confirmó la hipótesis central de CICIG. Las muertes ocurridas el día de la operación Pavo Real sí fueron una ejecución extrajudicial.

En los años siguientes, la CICIG defendió esta tesis en los tribunales de España, Suiza y Austria. Los tres países procesaron a Carlos Vielmann, Erwin Sperisen y Javier Figueroa, mano derecha del director de la policía. Los resultados fueron agri-dulces para la comisión.

El primer juicio, en Austria, fue una derrota. El jurado austriaco no creyó que Figueroa hubiera estado involucrado en ese crimen.

El segundo, en Suiza, fue una victoria rotunda. Sperisen fue condenado a 15 años de cárcel. Allí, un testigo aseguró haberlo visto ejecutar de un disparo a una de las víctimas.

El tercero, en España, fue una derrota parcial. Carlos Vielmann fue declarado inocente por dos de los tres juzgadores. Pero, al mismo tiempo, los jueces declararon que allí, en Pavón, se había cometido un crimen de Estado.

CHRISTIAN ULATE: La sentencia lo que dice es que hubo ejecuciones extrajudiciales en Guatemala. O sea que el Estado participó en matar reos. Que no les queda duda a los tres jueces, en ninguna parte queda duda de que hubo ejecuciones extrajudiciales.

NARRADOR: Al leer la sentencia, los jueces españoles se dirigieron a Carlos Vielmann:

CHRISTIAN ULATE: Dos de los tres jueces lo que dicen es, mire me queda duda con respecto si usted sabía o no que eso estaba ocurriendo. Me queda esa duda, y por esa duda, por el principio in dubio pro reo, lo absuelvo. Otro de los jueces salva el voto y dice, a mí no me queda ninguna duda y para mí usted sí sabía, era responsable porque usted estuvo en el lugar mientras estaban ocurriendo esas ejecuciones.

NARRADOR: Allí terminó la saga judicial por el caso Pavón. Sin embargo, en el 2018, la CICIG abrió un nuevo proceso contra Vielmann. Esta vez, por tres de los asesinatos del plan Gavilán. Las posibilidades de que sea condenado, o que enfrente un nuevo juicio, parecen remotas.

CLAUDIA PAZ Y PAZ: Creo que en el caso Pavón, sin duda, está presente esa cooptación. Dentro del poder judicial incluso a nivel internacional quizás.

NARRADOR: Claudia Paz y Paz, exfiscal general.

CLAUDIA PAZ Y PAZ: Aunque yo, no lo vería como un fracaso. Hubo más personas que tendrían que haber sido condenadas por su participación, pero tenemos la condena de Sperisen en Suiza. El exministro Vielmann sigue siendo procesado, no por Pavón sino por las ejecuciones del plan Gavilán, y más abajo, yo llamaría una red de sicarios que operaba en la PNC, por ejemplo, Víctor Soto, están condenados. Esa red, esa unidad, si tú lo rastreas en la historia, venía de las unidades de inteligencia de la guerra. Era un cáncer en la institución policial.

NARRADOR: Volvamos a mayo del 2011. Aquel, fue un mes de pesadilla para la CICIG. El 9 se leyó la sentencia por el caso Portillo. El expresidente de Guatemala, acusado de haber robado 120 millones de quetzales del ministerio de la defensa, fue declarado inocente. Al día siguiente, Giammattei fue liberado. La frustración de los equipos de CICIG era palpable.

PERIODISTA: Esos reveses pesaron en los ánimos de Cicig?
LEILY SANTIZO: Sí, indudablemente.

NARRADOR: Leily Santizo, una de las abogadas de CICIG.

LEILY SANTIZO:Sí esas cosas tenían un efecto, no solo en los casos propiamente dichos, porque eran resoluciones judiciales, pero en el ánimo de todo el personal.

NARRADOR: El resentimiento de Dall’Anese contra los jueces que estaban echando abajo sus casos creció. Había mandado a la cárcel a dos expresidentes ticos. Pero Guatemala no era Costa Rica.

 A medida que los meses pasaban, un nuevo frente se le abrió a Dall’Anese. La baja productividad de la CICIG empezó a notarse. ¿Dónde estaban las revelaciones? ¿Dónde estaban las capturas y las conferencias de prensa demoledoras? Los guatemaltecos esperaban, y parecía que la comisión ya no estaba haciendo nada. Con los años, el rumor creció. Dall’Anese tiene hoy la fama de ser el comisionado que no hizo nada.

 Obviamente, no es tan sencillo.

Los defensores del costarricense, que los hay, aseguran que las investigaciones nunca se detuvieron. Por ejemplo, el caso La Línea, ese que metió al presidente Otto Pérez Molina a la cárcel, se inició durante su periodo. Lo que dio la impresión de brazos caídos fue un cambio de filosofía. Para Dall’Anese, la comisión no estaba en Guatemala para lucirse. Estaba para apoyar al Ministerio Público. Los verdaderos protagonistas debían ser los fiscales guatemaltecos. Los investigadores internacionales, mientras menos se les viera, mejor.

La prioridad del comisionado fue fortalecer al Ministerio Público. El mandato de la CICIG debía renovarse cada dos años. Si el presidente decía que no, simplemente, se cerraba la operación. Dall’Anese pensó que el periodo que iba del 2011 al 2013 sería el último. Pensó que la CICIG vivía sus últimos meses. Por eso, su principal misión fue dar a la fiscalía las herramientas para seguir peleando sola. Era como una versión judicial de la enseñanza bíblica. No le captures un pez gordo… enséñale a capturarlo. Dice Claudia Paz y Paz.

CLAUDIA PAZ Y PAZ: La mayor luz de su gestión fue en el apoyo que nos dio para fortalecer estas áreas clave. Dirección de análisis criminal, programa para protección de testigos, departamento de seguridad de la fiscalía. Esas fueron las mayores apuestas, espero no dejar nada en el tintero. Que, si lo ves, es como la infraestructura que se necesitaba y que encontró la fiscal Aldana para ir sobre carriles más sólidos para los mega casos.

NARRADOR: Y es así como Dall’Anese transfirió al Ministerio Público toda la unidad de análisis criminal. Esta era la joya de la corona de la CICIG. Es la que permitía relacionar delitos e identificar redes criminales. Cuando los fiscales allanaban un local y recuperaban decenas de miles de documentos, quien los examinaba era esta unidad. Era también la que analizaba las escuchas telefónicas que realizaba la policía.  

JULIO PRADO : La unidad de análisis, eso fue el hit.

NARRADOR: Julio Prado era fiscal en esos años.

 JULIO PRADO: En vez de esperar un año para que me den un informe, lo tenía en dos semanas. (…) Lo que te da la unidad de análisis es velocidad, porque hay gente que está procesando esa información, sistematizándola, indexándola, poniéndola disponible para hacer un análisis adecuado. Y eso nos dio una herramienta poderosa.
PERIODISTA: No te tocaba abrir las computadoras, leer los archivos.
JULIO PRADO: No. Les pedía que buscaran tal cosa, y teníamos reuniones casi diarias porque estaban allí mismo en el edificio, donde íbamos viendo que hallazgos había y como los podíamos correlacionar.

NARRADOR: Cuando Julio Prado entró al Ministerio Público en el 2001 los fiscales todavía se peleaban por una máquina de escribir. Diez años después, gracias a la CICIG, tenían acceso a tecnología punta y herramientas poderosas de análisis criminal. Eso lo cambiaba todo. De repente, los fiscales podían pensar en grande.

JULIO PRADO:  Antes, ni se me hubiera ocurrido pedir información bancaria. ¿Para qué?

NARRADOR: Además del Ministerio Público, Dall’Anese quiso mejorar el organismo judicial y promovió una ambiciosa reforma. Para el comisionado, las sentencias absurdas que había sufrido la CICIG se explicaban porque los jueces dependían demasiado del poder político. Un juez incómodo podía fácilmente perder su trabajo. Como él mismo declaró: “Los jueces no tienen verdadera independencia porque saben que, si tocan ciertos intereses, no podrán seguir en su puesto”.

La reforma que promovió otorgaba a los jueces mayor estabilidad. Y para seducirlos, de vez en cuando el comisionado se portaba amable con ellos:

FRANCISCO DALL’ANESE: La mayoría de los jueces de Guatemala son jueces honestos que se han jugado la vida en los casos de los Zetas y en otros casos importantes.

NARRADOR: Pero otras veces, Dall’Anese se enfurecía contra los jueces. Le parecía increíble que se escudaran en la independencia judicial para hacer lo que quisieran. Sus declaraciones explosivas empezaron a recordar la era de Castresana. Como aquí, cuando se refiere a las juezas que declararon inocente a Alfonso Portillo.

FRANCISCO DALL’ANESE:  Hay algo que tiene que quedar muy claro. La independencia de los jueces no es irresponsabilidad ni es una patente de corso. La independencia es interpretar la ley y valorar la prueba, pero dentro del marco jurídico. No fuera del marco de la ley, y, por consiguiente, estamos estimando muy seriamente acusar a estas señoras por el delito de prevaricato.

NARRADOR: La reforma nunca se realizó y, con el tiempo, su relación con los jueces se volvió agria. Más una vez amenazó con investigarlos. Y un día, Dall’Anese llegó con esta idea:

CLIP NOTICIARIO: El comisionado de la CICIG Francisco Dall'Anese quien ha anunciado la creación de una Comisión para que investigue a jueces y magistrados. Esta decisión tomó por sorpresa al presidente de la corte suprema de justicia quien se pronunció por esta medida.

NARRADOR: Obviamente, los jueces pusieron el grito en el cielo.  En julio del 2011, la asociación de jueces y magistrados pidió a Naciones Unidas que sacaran a Dall’Anese. Aseguró que Dall’Anese los había llamado ignorantes .

No lo lograron, pero todo esto afectó el trabajo diario de los equipos de la CICIG. Los jueces empezaron a desquitarse con los abogados de la comisión.

CLAUDIA GONZÁLEZ: Había una dinámica con los juzgados. Te puedo decir que en ese tiempo no era nada favorable para el trabajo. Muy lento, muy escépticos, éramos el patito feo, nos trataban remal.

NARRADOR: Y si las cosas estaban mal, fueron a peor. En el 2012, la CICIG publicó un informe llamado “los jueces de la impunidad”. El documento señalaba a dieciocho jueces que, en según la comisión, tenían secuestrada a la justicia.

Este informe fue un desastre total.

CLAUDIA GONZÁLEZ: Fue el harakiri, tu. Qué feo. Qué mal.
LEILY SANTIZO: Yo creo que lo que mató a Dall’Anese fue el informe de los jueces. (…) Eso le dio a él el balazo en la cabeza para que lo sacaran.

NARRADOR: Fue quizás el peor informe de la CICIG. Nunca debió publicarse. Y por una sencilla razón: no contenía una sola prueba. Lo único que hacía era analizar las resoluciones de los jueces y criticarlas.

Llamar a un juzgador juez de la impunidad no es poca cosa. Para eso, la comisión tendría que haber demostrado, por ejemplo, que tal juzgador había recibido dinero de un acusado.  O que se había reunido con él en privado. O que era parte de una red de tráfico de influencias. O por lo menos, que su nivel de vida era mucho mayor de lo que su salario permitía. Nada de eso estaba en el informe.  

Algunos de los jueces señalados tenían pésima reputación. Entre ellos, el juez Mynor Moto quien ahora está acusado de obstrucción de la justicia.  Pero no era el caso de todos. Entre los 18 juzgadores, más de alguno era considerado honesto y capaz, incluso por los abogados de la CICIG. El informe fue un tiro por la culata devastador.  

CHRISTIAN ULATE: Era un informe muy débil y generó una controversia con el organismo judicial muy fuerte.
JULIO PRADO: El informe de los jueces fue un tiro al aire. (…) No pudieron probar ninguna de las informaciones. Y eso es grave porque te resta credibilidad con los jueces.

NARRADOR: Lo peor que pueda hacer la acusación al inicio de un proceso, es caerle mal al juez. Es como que un jugador le dé una bofetada al árbitro en el minuto 1 del partido.

PERIODISTA: ¿Y eso les dificultó el trabajo?
FLOR GÁLVEZ: Claro, viera, eso fue terrible.

NARRADOR: Flor Gálvez, abogada de la CICIG.

FLOR GÁLVEZ: Cuando salió la publicación, todos empezaron a excusarse. Eso significaba retrasos judiciales. Íbamos a una apertura a juicio, y no, me excuso, porque ustedes me ofendieron y me dañaron mi imagen. Y en cierta medida lo entiendo.

NARRADOR: Los jueces, simplemente, se negaban a escuchar los casos de la CICIG. Y con eso, ya nada avanzaba.

Luego, cuando llegó Iván Velázquez, la propia CICIG admitió su error. Y cuando los ánimos se enfriaron un poco, los propios fiscales se disculparon con los jueces. Mire que lo siento por lo del informe. Mire que no fuimos nosotros. Qué pena con usted. Algunos jueces aceptaron las disculpas y volvieron a trabajar con la CICIG. Otros, jamás quisieron volver a saber nada de la comisión.

Con todo esto, Dall’Anese se convirtió en problema. La sociedad civil no le tenía mucho cariño. La élite empresarial lo odiaba por el caso Vielmann. Los jueces, ya lo vimos. La ONU resolvió deshacerse de él. Para evitar un nuevo escándalo, escogió la manera suave: no renovó su mandato. 

Dall’Anese se fue de Guatemala en agosto del 2013. Y con eso, parecía que la CICIG estaba llegando a su fin.  El experimento había terminado.

Quedaban dos años, cierto. El presidente Otto Pérez Molina había prolongado su mandato hasta el 2015. Pero ¿para qué? Los equipos de la CICIG estaban desmoralizados. Todos pensaban que el próximo comisionado solo vendría a cerrar la tienda.

CLIP NOTICIARIO: Tal y como lo hizo en 2010 con Francisco Dall’Anese, hoy el secretario de las naciones unidas Ban Ki Moon, a las doce horas con treinta minutos se reunió en Nueva York con el nuevo comisionado de la CICIG, el colombiano Iván Velázquez Gómez, quien fue asignado al cargo el pasado 31 de agosto. Esto para liderar la comisión en los últimos dos años de existencia en Guatemala ya que el mandato aprobado por la ONU concluye en septiembre del año 2015.

NARRADOR: Un colombiano fue el elegido. ¿Por qué no? Total, nadie esperaba mucho de él. Ya nadie estaba como para entusiasmarse. Todos creían que la CICIG dejaría de existir a finales del 2015.

Y sin embargo…

IVÁN VELÁZQUEZ: Todas estas referencias al uno, al mero mero, al dueño de la finca, o a la dos, a la mera mera, a la dueña de la finca, a la señora, corresponden, en nuestro análisis, al señor presidente Otto Fernando Pérez Molina, y a la señora Ingrid Roxana Baldetti Elías.
MANIFESTANTE: A Otto hay que capturarlo y meterlo a la cárcel inmediatamente ya. Hoy este día pasara a la historia porque este gobierno ladrón tiene que dejar el poder.

NARRADOR: Pero no nos adelantemos tanto.

Cuando Iván Velázquez llegó a Guatemala, se encontró con un equipo desmoralizado. Pero era un equipo fogueado y capaz. La CICIG contaba, en particular, con un grupo de abogadas guatemaltecas que había librado todas las grandes batallas en los tribunales. ¿Quiénes eran? De esto trata el próximo capítulo de El Experimento.

Créditos: El Experimento es un podcast producido por No Ficción Guatemala. Narrado por Guillermo Escalón. Investigación, guion y montaje Sebastián Escalón. Edición, Oswaldo Hernández. La música es de Lloyd Rogers. 
El Experimento ha sido posible gracias al apoyo de la Seattle Foundation y del National Endowment for Democracy
Material de archivo: La Hora, Telecentro13, CNN en Español, Noti 7,Enfoque 21, Plaza Pública, Prensa Libre y Univisión.  
No Ficción cuenta a Guatemala a través de reportajes, crónicas y periodismo de datos. Búscanos en Twitter, Facebook, Instagram, o en nuestra página  Web.
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El Experimento es un podcast producido por No Ficción Guatemala. Narrado por Guillermo Escalón. Investigación, guion y montaje Sebastián Escalón. Edición, Oswaldo Hernández. La música es de Lloyd Rogers.

El Experimento ha sido posible gracias al apoyo de la Seattle Foundation y del National Endowment for Democracy.

Material de archivo: La Hora, Telecentro13, CNN en Español, Noti 7,Enfoque 21, Plaza Pública, Prensa Libre y Univisión.  

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