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Darlee González, preservar la Historia también es sanación

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Cuando se habla de las luchas por memoria histórica y justicia transicional, pocas veces se discuten las implicaciones que estas tienen sobre la salud de las personas y sobrevivientes. Entender estos procesos, requiere de una visión integral que va más allá del ámbito legal y que, como discutimos en esta entrevista con la sicóloga Darlee González, involucra otros como la salud mental, física y social, el acompañamiento psicosocial y el territorio.

Rabinal es un territorio que se ubica al norte de Guatemala. Es una población histórica y milenaria como muchos de los pueblos originarios en Guatemala y en el mundo. Como muchas poblaciones mayas, durante la administración colonial y desde la creación del Estado, fue sometida a diversas dinámicas de escalvitud, trabajo forzado, discriminación, violencia sexual y genocidio que históricamente han incurrido en los territorios “indígenas”, dinámicas que continuaron con las lógicas militares y de guerra que se aplicaron en Guatemala durante el Conflicto Armado Interno durante sus 36 años, y que tuvieron consecuencias en la salud social. Sin embargo, la población de Rabinal encontró formas de organizarse y resistir estos 500 años de dominación colonial. Una de las formas ha sido la búsqueda de la justicia y memoria del territorio. 

Es hasta finales del siglo XX que comienzan las exhumaciones en Rabinal y muchas familias comenzaron a buscar justicia ante organismos nacionales e internacionales. En Rabinal se puede ejemplificar distintos logros en materia de justicia transicional. Como por ejemplo la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de la aldea de Plan de Sánchez, las masacres de Río Negro y la aldea Chichupac y demás. Asimismo, fuera de Rabinal, pero siempre en el territorio Rab’inaleb’/achi y k’ub’ul, desde San Miguel Chicaj y Cubulco han existido trabajos de exhumación y de identificación de restos óseos. Y actualmente en Santa Cruz el Chol, se tiene una sentencia respecto a la masacre ocurrida en  Rancho Bejuco el 29 de julio de 1982.

Las mujeres achi han tenido un papel protagónico en la búsqueda de justicia para 17 niños y niñas y 8 personas adultas que fueron asesinadas en la comunidad de Rancho Bejuco. Asi como el logro de condenar a cinco ex patrulleros de autodefensa civil en enero de 2022 por violencia sexual.

¿Pero qué implicaciones han tenido todas estas sentencias, sucesos y luchas por la justicia en la salud mental de las personas sobrevivientes, de quienes les acompañan y de sus territorios?

Para poder aportar a la discusión, platicamos con Darlee González. Ella es licenciada en psicología por la Universidad Mariano Gálvez y actualmente posee pénsum cerrado en la maestría en abordaje psicológico del abuso sexual y trauma en la Universidad Da Vinci. Ha acompañado, desde su ámbito de expertiz, a las mujeres achi tanto en el caso homónimo y el de Rancho Bejuco. González es la compañía jovial que está junto a las mujeres maya-achi mientras caminan, esperan, ríen y también cuando han llorado a lo largo de estos procesos. 

El contexto en el que González trabaja se puede dimensionar con datos como los que aparecen en el fotolibro No hay mañana sin ayer: Memorias de las Verapaces, basado en información de la Fundación de Antropología Forense (FAFG) y del informe Guatemala, memoria del silencio, donde se recopila que en Baja Verapaz se llevaron a cabo 27 masacres en los distintos municipios, siendo Rabinal el municipio en donde se realizaron más del 70% de ellas.

Hablamos con ella para saber cómo es la relación de la salud mental, el acompañamiento psicosocial, el trabajo por la memoria histórica y la justicia transicional en el territorio achi. 

¿Cómo llegaste a estudiar psicología y de qué forma esto te llevó a trabajar con mujeres en casos de memoria y justicia transicional?

Opté por seguir los pasos de mi mamá quien contaba con un profesorado en psicología. Primero me gradué de maestra de Educación Infantil y luego continué en la Universidad. Pensaba estudiar en el CUNOR que está en Cobán pero por cuestiones económicas y de traslados, no iba a tener la oportunidad de trabajar y estudiar. Pero supe que la carrera llevaba abierta un par de años en Salamá y como era solo sábado, me traía más cuenta estudiar ahí. 

Cuando la elegí no tenía conciencia de la gran responsabilidad que es el ser psicóloga y los grandes desafíos a los que una se enfrenta en ese trabajo psicológico. A pesar de ello, me gradué en 2019. Y en 2020 fue que se presentó la oportunidad en la Asociación Bufete Jurídico Popular de Rabinal (ABJPR). 

Yo desconocía el trabajo que el Bufete hacía, pero como se abrió la plaza, apliqué. La Junta Directiva del Bufete, llevaba muchos años con acompañamientos psicológicos, pero la mayoría de las psicólogas que había tenido eran capitalinas y ladinas, entonces al saber que ya había una psicóloga del municipio y de la misma cultura decidieron, a pesar de que yo no tenía experiencia, darme una oportunidad. Que conllevó bastante responsabilidad porque yo no hablaba el idioma, no vestía el traje, no me identificaba como mujer maya-achi antes de entrar a la Asociación. Por lo que este trabajo y este acompañamiento me ha cambiado.

A pesar de eso, yo conocía un poco de la historia porque mi familia materna es sobreviviente. Mi abuelo y mi mamá me habían hablado de eso porque perdimos a cuatro tíos, entonces me contaron un poquito de la historia y me compartieron algunos libros. Pero al entrar acá y conocer los casos que lleva el Bufete, fue muy impactante para mí y pasé estudiando y leyendo varios casos porque lo que yo conocía era la punta del iceberg. 

¿Cuál es la importancia de la salud mental para una sociedad, desde los procesos de reconciliación con la memoria entre iguales, sobrevivientes y personas que no pasaron lo que pasaron?

Es un desafío. En ese entonces se implantó mucho miedo y terror, es por ello que no se habla de estos temas en la comunidad y si se hablara tendría que ser con mucha discreción. 

A los jóvenes y a los niños no nos están enseñando esta situación, es un borrón de los 90 para acá. Y lo que comparten nuestros abuelos solo son cosas básicas porque recortaron esa parte de la historia de Rabinal y no la siguieron reproduciendo por temor, miedo y dolor. 

También es un desafío para la psicología y para todas las áreas porque revivir y remover esta historia implica dolor y descompensación. Por ejemplo, para muchas mujeres contar esto es bien duro, se descompensan física y psicológicamente. Pasan días sin poder dormir y sin comer, sin comprender qué pasa en su físico pero se debe a que fue algo emocional que vino a perturbarlas nuevamente. 

Es por ello que la mayoría de pobladores opta por enterrarlo junto a las marcas culturales que quedaron por la desconfianza que se implantó hacia el vecino. La conexión y sororidad entre vecinos en la unión comunitaria se rompió, por lo que la comunidad en lugar de ser un apoyo, causa mucho dolor. 

En el caso de mujeres achi se logró sentencia y recuerdo que en cuanto se dictó sentencia hubo una celebración enorme, había medios de comunicación y personas extranjeras, pero cuando las mujeres regresaron a sus comunidades nada más bajaron hubo un ambiente de: “no hay que hablar nada, no hay que decir nada y si nos preguntan algo, no sabemos nada”. Es decir, el festejo fue allá pero acá tenían mucho miedo de ser criticadas, señaladas y optaron por guardar silencio. 

Muchas comentaban que recibieron muchas críticas en relación a: “eso ya quedó en el pasado, pobre la gente que encarcelaron tienen familia, ustedes tenían intereses económicos”. Y finalmente, eso tiende a ser muy doloroso para ellas, es por ello que la comunidad no es un soporte para las víctimas. 

Darlee González ha acompañado casos emblemáticos como el de las Mujeres Achí y el del Rancho Bejuco.

En algunos videos y notas en internet se puede observar distintas formas en las que la sanación individual y colectiva se trabaja, como los cantos, dinámicas corporales, etc, ¿podrías ampliar cuáles son esas formas y porque la importancia de diversificar esas formas de sanar?

La importancia radica en la declaración que las víctimas presentan en las audiencias, lo cual es un trabajo muy largo. Yo considero que cualquier proceso judicial que no tiene un acompañamiento psicológico es revictimizante en sí mismo, cada etapa es más difícil que la otra e implica que la víctima se enfrente a un dolor, que puede que ella misma no sepa controlar. 

Aún así, en el proceso de formación psicológica y a pesar de que Guatemala es pluricultural y plurilingüe, no existe un enfoque cultural. A los psicólogos no se nos forma con algún enfoque cultural, no se nos advierte que las culturas manejan sus propios procesos de sanación. Entonces la mayoría de técnicas que se aprende son de forma empírica, aprendiendo de las personas, ellos aportan como yo también les puedo aportar a ellos. 

Para que ellas pudieran relatar los hechos de los que fueron víctimas, tuvieron un acompañamiento psicológico intenso que les ayudó a poder verbalizar todos estos hechos. Junto al apoyo desde el área médica, espiritual y religiosa como ha sido en el caso de las mujeres achi.

Los tipos de terapia que se practica son las visitas domiciliarias que implica ir a la casa de ellas, que en su mayoría son muy retiradas. Esto nos abre un espacio desde la  comodidad de su hogar y eso forma un enlace y alianza terapéutica porque estoy entrando y ella me está dejando entrar a la intimidad de su hogar. Estas visitas son importantes para llevar un control de cómo está la salud mental, física y social de las víctimas.

También se hacen terapias grupales. El simple hecho de pertenecer a un grupo donde las otras personas entienden lo que me pasó a mí es muy terapéutico. Además las técnicas de cohesión grupal y de liberación emocional les brindan estrategias que ellas puedan utilizar. Asimismo, ellas comparten sus técnicas entre compañeras.

De igual forma, otra parte primordial es la espiritualidad. Para la comunidad maya-achi ha sido muy importante la sanación a través de la espiritualidad y eso implica aplicar técnicas culturales, por ejemplo, el uso de plantas medicinales como método de relajación y el uso de música y danza como método de liberación emocional. Todas estas técnicas no son cosas que nos enseñan en la formación del psicólogo, son cosas ajenas, pero la ventaja es que como soy de acá, se me facilitó comprender mejor en qué áreas se podía fortalecer el apoyo. 

También se ha tratado de abordar su proyecto de vida. El hecho de pensar que todavía tienen una vida por delante es bastante importante. Recuerdo que  algunas dijeron: “no, ¿para qué? Si ya nos vamos a morir”. Esas son expresiones de alguien que no tiene la energía de vivir, porque el hecho de que sean mayores de edad, no significa que su vida terminó y tenga que esperar 20 o 30 años la muerte, tienen todavía muchos años para vivir y disfrutar.

Hablando del trauma generacional, el área familiar también se trabaja porque lo ocurrido no solo impactó a la víctima sino que también a la hija, los nietos y a todo el círculo familiar. 

En general, también han tenido formaciones en diferentes temas que empoderan a la mujer y fortalecen el papel de la mujer.

Rabinal fue sometida a diversas dinámicas de escalvitud, trabajo forzado, discriminación, violencia sexual y genocidio que históricamente han incurrido en los territorios “indígenas”. Foto: Santiago Xitimul.

Aunque haya sentencia, eso no es una garantía de que se dé una reparación digna debido a los procesos dentro del derecho de cada Estado. Más allá de las sentencias y de la reparación que ello implica, ¿podría existir una sanación colectiva sin tener una sentencia condenatoria y sus respectivas reparaciones?

Yo creo que el área legal así como puede dar mucho apoyo en cuestión de sanación, también puede ser todo lo contrario, puede ser muy agresivo para la salud mental de las víctimas.  Sin embargo, hay un hecho que resulta ser muy sanador para las víctimas y es la exhumación de los restos de sus familiares. Hacer ese ritual de despedida para el difunto que completa el curso de la vida. Inicialmente, el interés de las víctimas no era un interés legal, más bien era de cumplir con estos rituales. 

Cuando ellos presentaron sus denuncias no era porque querían perseguir a los agresores, si no era porque querían exhumar los restos de sus familiares para brindarles una sepultura digna y dignificar su memoria.

Retomando lo que comentaba de la situación legal, esta puede ser de gran apoyo o muy agresiva. Más allá de una sentencia, si no se cumple con este proceso de reparación y dignificación, se queda a medias para las mujeres. 

En el caso de las víctimas de Rancho Bejuco, para ellas obtener justicia era dignificar la memoria de sus familiares, eso representaba que si obtenían justicia, piensan en sus familiares: “mira, hasta aquí hice todo lo que pude por ti, para que donde sea que estés voy a dignificar tu memoria, voy a hacer tu voz a través de mí”. Es por eso que para ellas es muy importante esto. Lastimosamente no tuvimos una sentencia como se esperaba y al no tenerla, fue muy agresivo para la salud mental de ellas. 

A pesar de eso, yo considero que después de lo que pasó ya nadie tuvo una vida igual y no hay nada que le vaya a devolver la vida que tenían antes, no hay ningún tipo de compensación que pueda reparar esos daños; no es posible. 

¿Y cómo fue el día de la sentencia de Rancho Bejuco?

Ese día que se dictó sentencia regresaron vulneradas. Sí tenían la esperanza de obtener justicia y vinieron con los ánimos muy abajo. Una o dos personas se descompensaron en su salud física y algunas tuvieron intervención médica junto a su tratamiento porque fue demasiado difícil de procesar las decisiones de los jueces. Es por eso que resalto el papel de la exhumación, el apoyo psicológico, la dignificación de su memoria. 

La historia debe continuar contándose y no dejarse en el silencio. Si el Gobierno y la sociedad tomara la postura de recuperar y brindarle la atención que se merece a la historia yo creo que sería muy sanador, no solo individual, sino social.

Mujeres achi junto a la licenciada Lucía Xiloj y Darlee González, durante una conferencia de prensa el día de la lectura de sentencia de Rancho Bejuco. Foto: Santiago Xitumul
Mujeres achi junto a la licenciada Lucía Xiloj y Darlee González, durante una conferencia de prensa el día de la lectura de sentencia de Rancho Bejuco. Foto: Santiago Xitumul

Cuando se abordan temas de memoria histórica, muchos medios plasman las narrativas de una forma en la que la tristeza y el dolor es algo explícito. Y aunque se sabe que es algo que está presente, ¿qué espacio tiene la alegría y el compartir desde la felicidad en el proceso de sanación?

En estos dos casos emblemáticos que he tenido la oportunidad de acompañar, ha habido una gran diferencia y es que en el caso de las mujeres achi, muchas entidades estuvieron al pendiente de su seguridad y su acompañamiento en las audiencias y esto brindó soporte emocional. 

Tuvimos bastantes momentos alegres. Cuando estuvimos un mes hospedados en la Capital, diferentes personas llegaban a compartir un plato de comida, un cafecito y ese acercamiento de diferentes entidades, les brindó mucho soporte emocional. Ellas compartían sus experiencias, se desahogaban con todo el personal y luego terminaban riendo.

Ahora si nos vamos al caso de Rancho Bejuco yo creo que no tuvo la suficiente cobertura de diferentes entidades y no se sintieron acompañadas a pesar de que la Asociación siempre ha estado ahí. 

Doña Paulina Ixpatá, quien estaba implicada en el caso de mujeres achi y también en el caso de Rancho Bejuco, compartía esta situación: “yo recuerdo que en el otro caso se iba al Ministerio Público con seguridad y se acercaban diferentes personas, pero en este caso como que no” me dijo. 

Para González, el acompañamiento se traduce en un soporte emocional para las sobrevivientes durante estos procesos. Foto: Santiago Xitumul
Para González, el acompañamiento se traduce en un soporte emocional para las sobrevivientes durante estos procesos. Foto: Santiago Xitumul

Se dice que hablar de memoria es contribuir al sanar de las personas que sobrevivieron a lo ocurrido, ¿de qué manera crees que esto se ve reflejado en un proceso de sanación de un territorio como lo es el territorio Achi/Rab’inaleb’?

En la sentencia de mujeres achi, una de las medidas de reparación era incluir la historia en el Currículum Nacional Base, creo que ese sería un aporte muy bueno para recuperar nuestra memoria, historia y reabrir estos cofrecitos del silencio. Sería muy importante formar a nuestros niños, niñas y jóvenes en la historia y espero que no quede solo en un sueño, pero han habido diferentes sentencias que han pedido lo mismo y no se ha podido lograr.

En Rabinal, tenemos varias sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que han intentado hacer lo mismo para tratar de recuperar la memoria, pero en la comunidad creo que hay opiniones divididas. Hay críticas muy fuertes, pero también hay voces que dicen que estuvo bien que tal vez no les dan un discurso de ánimo muy grande, pero unas palabras de aliento han sido bastante significativas. 

Por otra parte, el soporte familiar también ha sido importante, es decir, llegar a casa y decirles: “qué bueno, te vi en la tele, en la prensa, que bueno, mamá, qué bueno abuela”, refleja que son modelos a seguir de sus familiares, de sus hijas y de sus nietas. 

En relación con la autoridad municipal, tenemos reelección de Alcalde Municipal y él se ha mantenido al margen. Recuerdo que se le solicitó un mural en honor a las mujeres achí y no se opuso, pero el día que inauguramos el mural se le pidió que llegara y no llegó. Es decir, si no está nuestra autoridad municipal, muchas personas tampoco lo harían.  

¿Crees que el reconocer quienes son las mujeres, su historia, su lucha debe ser algo que contribuya a esa sanación tanto para ellas como para el tejido social achi?

Sí. Es muy importante y requiere mucha valentía de ellas porque se ha propuesto hacer el día de la dignificación de las víctimas del Conflicto Armado, hacer alguna actividad en el Parque Central pero ellas son muy temerosas sobre cuál va a ser la reacción y para no ponerlas en un estado de vulnerabilidad, mejor lo hemos evitado.

Como el trabajo ha sido capitalino, allá no tienen ninguna inconformidad y están más cómodas en la Ciudad Capital que acá. Al tener que ver a todos nuestros vecinos todos los días y conocerlos les da mucho temor. 

Aún así, no sabemos cómo sería esta situación, pero si tuvieran una respuesta positiva, yo creo que sería positivo no solo para ellas sino para toda la comunidad y todo el municipio.

¿Cómo se aborda desde el acompañamiento psicosocial el estigma que se puede dar desde los contextos comunitarios para la víctimas o bien el estrés de estar frente a abogados y jueces, frente a un sistema de justicia que no habla el mismo idioma? 

Creo que el mecanismo siempre ha sido dotarlas de información. Hablar de lo que va a ocurrir. Es decir que ellas no van a un territorio desconocido, saben a lo que van y saben a que se enfrentan. 

Dotarlas de toda esta información ha sido importantísimo para que ellas en lugar de cohibirse se sientan cómodas en un ambiente diferente. Todas estas situaciones se le explican siempre en su idioma y ejemplos a modo de que ellas puedan comprender.

y rescato nuevamente que siempre estuvimos acompañadas, no solo de personas nacionales, sino extranjeras, entonces eso yo creo que ha sido el mecanismo para que ellas se sientan más cómodas allá que acá. Es decir que allá tienen una una receptividad mucho más grande, las reciben con mucho cariño y admiración. Se sienten más valoradas allá que acá.

¿Crees que para las mujeres mayas es más complicado hablar de su memoria personal en relación con lo ocurrido durante el Conflicto Armado?

Sí. Principalmente porque muchas mujeres sufrieron de violencia y violaciones sexuales, por lo que es más difícil para ellas contarlo, pero son más accesibles a desahogarse. Los hombres son muy cerrados y cuentan aspectos de forma superficial, pero las mujeres mantienen más silencio pero cuando lo relatan, pueden llegar a contar con profundos detalles. 

Con el pasar del tiempo y los procesos en los que han estado, ellas están muy fortalecidas y  ya pueden contestar una entrevista de forma cómoda y fluida, no tienen ningún obstáculo de no revelar cierta información porque se expresan libremente.

: Las mujeres achi sostienen fotografías de sus familiares asesinadas durante lo ocurrido en Rancho Bejuco, Santa Cruz el Chol, Baja Verapaz. Foto: Santiago Xitumul
: Las mujeres achi sostienen fotografías de sus familiares asesinadas durante lo ocurrido en Rancho Bejuco, Santa Cruz el Chol, Baja Verapaz. Foto: Santiago Xitumul

Actualmente en el Congreso se están realizando lecturas de la iniciativa de ley 6099 que muchas organizaciones de derechos humanos y justicia transicional catalogan de regresiva. ¿Cómo se puede evaluar la salud mental colectiva de una sociedad como la de Guatemala que todavía es afectada por su pasado y varios sectores buscan esquivar la revisión de hechos con propuestas de leyes de punto final?

El Gobierno y las autoridades no hacen nada porque se estarían culpando. Por eso se niegan tanto, ya que estarían aceptando su culpa. A pesar de tantas sentencias internacionales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos aquí en Rabinal, como la de Plan de Sánchez, Chichupac y Río Negro más otra que está en proceso, todas contemplan las medidas de reparación y dignificación pero no hacen nada porque no les conviene y realmente no es de su interés aceptar la culpa.

El interés del Gobierno ha sido combatir la corrupción que al final, entonces no es de su interés y no quieren aceptar que realmente aquí no hubo un Conflicto Armado, hubo genocidio. Eso es lo que no quieren aceptar porque se les vienen todo el peso de la ley y no terminarían de cubrir y de reparar todos los daños que han hecho. Entonces yo no creo que el Gobierno lo vaya a hacer, más bien, creo que el poder de que la memoria histórica se recupere, queda en la población. 

Ahora que mencionas el papel del Gobierno y de las autoridades en el camino de la justicia transicional y memoria histórica, y tomando en cuenta que desde el ejecutivo no se dictan sentencias, ¿creen que este nuevo gobierno electo de Bernardo Arévalo y Karin Herrera represente una mejora en los procesos de justicia y memoria?

Yo creo y creemos, dentro del ABJPR, que representa una diferencia de los últimos cinco presidentes; que por diferente no podemos decir que sea bueno. 

Creo que Bernardo fue elegido porque se le relacionó con su papá, teniendo este contexto de que su papá fue un gran presidente y por el hecho de ser su hijo, muchos de los guatemaltecos les dimos el voto de confianza porque representa la diferencia y porque instantáneamente las personas que ya sabemos que son corruptos, no les conviene que él llegue y ellos mismos hicieron que la población se diera cuenta. 

Consideramos que si tenemos la esperanza de que vaya a ser y marcar una diferencia, ojalá y siga el legado de su padre, pero tampoco podemos poner las manos al fuego ya que realmente ya nos ha pasado una y otra vez, primero que “mano dura”,  luego que “ni corrupto ni ladrón”, y así sucesivamente. Entonces nos ha pasado tantas veces que realmente confíar a ciegas en otra persona es bastante difícil, pero como representa la diferencia y como representa un peligro para los corruptos, pues ahí estamos. 

Tenemos la esperanza de que sí vaya a ser un cambio en nuestro país, aunque la va a tener difícil, no puede cambiar todo en cuatro años, pero por lo menos poner las bases. Y yo creo que la población va a ser muy notoria frente a lo que él haga y si cumple o no con las propuestas que tiene.